lunes, 18 de abril de 2011

19

Entre la ira y el amor, estoy en llamas. Para colmo, la masa pasajera no deja de perturbarme: me clava una mochila, me pisa y neutraliza mi perfume importado con su mal olor. Necesito contar hasta 100 para tranquilizarme y pensar en mi Brad latino. Él dijo que se amargaba si no le sonreía, que era una reina y  que era la más linda del mundo… o algo parecido. Como sea, tengo que calmarme porque se aproxima mi parada. Toco el timbre y mientras bajo, nuevamente, la masa pasajera me abuchea.

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