Es automático: veo a Susana y se me eriza la piel. Susana es mi compañera y se ubica en el box de al lado. Una solterona que se esfuerza por encontrar puntos en común conmigo y que no tiene mejor idea que recordarme cada 5 minutos que ambas estamos solas porque no hay hombres. Todas las mañanas, Susana llega con su mejor cara de cuidado que es lemon pie, me da un beso en el aire y dice que no hay hombres.
Decile a Susana que hombres hay y en cantidades exorbitantes. Solo hay que mirar y saber venderse al mercado, claro hay que saber a que mercado queres ir al del sexo o al del amor. Para ambos hay distintas maneras de abordarlo.
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