martes, 3 de mayo de 2011

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Brad ingresa radiante, sonriendo cual estrella de Hollywood. Alan está satisfecho, a sabiendas de que el crecimiento de la compañía converge en su propio ascenso. Las mujeres de la oficina, fascinadas, entablando una disputa invisible para ganar el corazón del nuevo miembro. Y yo, atónita, aguardando el instante preciso en que su mirada se cruce con la mía, me salude y selle mi victoria. Pero, cuando me descubre, finge desconocerme, dejando translucir las asperezas y las suciedades de la alfombra roja.

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