sábado, 7 de mayo de 2011

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18:30: la hora D. El principio del milagro. Momento de cerrar los ojos y comenzar a soñar. Dejo la oficina, ubicada en el décimo piso de una torre de vidrio y acero, para posarme en la entrada del edificio, a la espera de Brad. Lo imagino llegando con un ramo de rosas amarillas y un chocolate belga en la mano, nos proyecto dentro de unos años, e invento códigos e instantes compartidos.  En mi mundo de fantasía, estamos ya en el año 2030. En el mundo real, son las 19:25 y él aun no vino.

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