lunes, 9 de mayo de 2011

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20:30 me voy, sola. Brad nunca llegó, y el cuento de hadas se ha transformado en una historia de terror -género en el cual me muevo con soltura-. Como premio consuelo, tomo un taxi hacia casa. Elijo llamarlo en lugar de llorarlo, darle la oportunidad de excusarse, de volver a mentirme. “El celular al que usted llama se encuentra apagado o fuera del área de cobertura. Por favor, reitere su llamada en otro momento”, sentencia una simpática jovencita.

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