sábado, 7 de mayo de 2011

47

Tras una noche de insomnio fantástico, de largas horas de ausencia de la realidad, dejo la cama, lista para comenzar el día más maravilloso de mi vida. La adrenalina del amor golpeando a mi puerta y la ilusión puesta al servicio de la etapa pronta a iniciarse. Para la ocasión, un vestido de algodón floreado, zapatos de taco alto y labial con brillo. El rostro de Alan, ni bien ingreso a la oficina, me confirma que la elección fue acertada. Susana me mira de reojo, carcomiéndose las ganas de preguntarme a dónde voy.

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