“Hola, soy Ana, ¿te acordás?”, pregunto. “Imposible olvidar a una mujer como vos. Veo que te animaste a ayudar al destino, preciosa”, responde. “Sí. Hoy te vi en Collins Group y…”, agrego. “¿Y por qué no me saludaste? ¡Qué fea actitud! Tengo una idea: paso mañana por la oficina, a las 18:30, te invito a tomar un café y reparás tu error”, propone. Y yo me olvido de todo, le creo aunque sé que miente, recuerdo cuán hermoso es, pienso qué voy a ponerme y le digo que sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario